¡Muy buenas!
El pasado 14 de febrero fuimos a visitar el Museo Arqueológico de Madrid. Fue una visita muy, pero que muy interesante donde no solo aprendimos un montón de cosas; también nos lo pasamos de maravilla viendo cosas de hace miles de años.
Aquí os dejamos unas cuantas fotos. ¡Seguro que os van a encantar!
Gracia, la guía, nos recuerda que hay que portarse bien y,
sobre todo, ¡no tocar nada!
Comenzamos con el Antiguo Egipto. Lo primero que vimos fueron los principales dioses que tenían... ¡y tenían muchos!
No solo dioses. ¡También diosas!
Después pudimos ver a escasos metros unas momias que descansaban en sus sarcófagos. ¿Nos asustamos? ¡Para nada! Es más, fue de de lo más interesante.
Aquí pudimos ver la momia de una chica que murió muy joven, con unos veinte años. Los médicos, para evitar tocar la momia, hicieron una radiografía para poder ver la postura de la cabeza y los brazos. ¿Cómo podría imaginar esa chica que, miles de años después, los niños y niñas de un colegio de Getafe verían sus restos?
Pasamos al Paleolítico y a los habitantes de la Edad de Piedra.
Estos son los restos de la primate más antiguos que se conocen. Algunos huesos no se pudieron recuperar y los han sustituido por partes de metal. Se descubrió en los años sesenta. ¿Su nombre? Lucy, en honor de una canción de Los Beatles que se llama Lucy in the sky with diamonds y que sonaba de fondo durante la fiesta que los arqueólogos dieron en honor a su descubrimiento.
¿Está dormido? ¡No! Está muerto. Aprendimos que los enterraban en hoyos en la tierra y rodeado de ropa y armas.
Lo que pone en esta roca es un misterio. Nadie sabe qué quieren decir esos dibujos.
Y, por último, las dos damas. Esta es la de Baza:
Y esta, la de Elche, que nadie sabe si está de pie o sentada y,a demás, tiene un agujero muy grande en la espalda. Por cierto, su peinado recuerda a la princesa Leia de La guerra de las galaxias.
Última parada: Roma. Un espectacular mosaico que muestra los doce trabajos que tuvo que hacer Hércules para poder ser aceptado como un dios en el Olimpo.
Y, después, a desayunar en las escaleras del museo, un lugar soleado y lleno de palomas.
Una visita estupenda, muy divertida y donde aprendimos mucho. ¡Os recomendamos visitar el Museo Arqueológico! Es... mágico.
Hasta la próxima.